La semana pasada recibí a una paciente que me comentaba que no había venido antes a terapia porque no quería enfadarse o culpar a su madre, o a su padre, de todo lo que le pasaba.

Esa es la fantasía errónea que ronda en torno a un proceso psicoterapéutico. Por eso me gustaría analizar en qué consiste la terapia. ¿De qué proceso hablamos cuando decimos que una psicoterapia de orientación psicoanalítica está funcionando?

De la mano de Fiorini, diremos que algunos parámetros son:

· Trabajar en torno a situaciones de histeria, de modo de poder pasar de olvidos a recuerdos. Es decir, trabajar en una dimensión de historizar. Ese es un movimiento en todo proceso de orientación analítica: el trabajo con la historia.

· Poder liberar emociones, muchas de ellas vinculadas a escenas traumáticas, a situaciones olvidadas, reprimidas. Poder hacer consciente lo inconsciente vinculado a esos elementos emocionales que estaban olvidados, reprimidos o escindidos; poder entonces hacer conscientes los elementos de conflictos antiguos y actuales, y ligar conflictos actuales con conflictos antiguos.

· En ese trabajo, poder registrar la aparición de resistencias. El psiquismo se abre, el psiquismo se cierra. Cuando se abre, podemos historizar, ligar, detectar conflictos, liberar emociones. De pronto el psiquismo se cierra y resiste. Y en general el proceso es una actividad pulsátil, el psiquismo se abre y se cierra. El del paciente, pero también el nuestro.

En realidad tenemos encuentros y desencuentros en cada sesión, porque de pronto se abre el psiquismo del paciente, pero no el nuestro; de pronto se abre el nuestro pero no el del paciente. De pronto se abren ambos psiquismos y entonces se produce un avance en la comprensión y en la emoción. Y de pronto, ambos se cierran y se preparan para despedirse.

Esto hace a lo pulsátil de esta actividad que da para encuentros y desencuentros en el interior de cada sesión.

Luego, podemos decir que los movimientos del proceso van registrando e interpretando también transferencias -en plural-, porque nos importa la transferencia del paciente con nosotros, pero no sólo esa transferencia, sino cómo esa transferencia ejemplifica las transferencias que el paciente hace en su vida fuera de sesión. Hay vínculos muy cargados emocionalmente, que no todos se transfieren a la figura del terapeuta.

Es cierto que la transferencia siempre será un indicador de cuáles son las pautas básicas de funcionamiento de ese paciente.

Otro movimiento importante es que en toda esta recolección de asuntos, reflexión y pensamiento, y también emoción, se juega una activación de las funciones yoicas del paciente, que son las funciones de registro, de memoria, de pensamiento, de síntesis, de elaboración. Esencialmente la activación del yo es la que nos permitirá pasar de un yo predominantemente defensivo, a un yo creativo, reflexivo, elaborador.

Es también significativo de un proceso de orientación psicoterapeutica, el relevamiento de las identificaciones que hacen al mundo interno de cada uno, y las organizaciones que podemos llamar de fantasmas, zonas del inconsciente que se organizan en torno a escenas que están fuertemente ocultas.

Estamos hablando de los grandes movimientos que hacen a un proceso de terapia psicodinámica. Por último diría: todo esto que viene siendo visto en perspectiva de historia, tiene que ser visto también en perspectiva de situaciones actuales. Y además, inclusión del tiempo futuro: todo esto tiene que ser visto en relación con las dimensiones de proyecto. Es decir, ¿a dónde intenta ir esa vida?, o ¿a dónde va? La dimensión de proyecto es tan importante como la dimensión de historia.

Este tema es importante: qué tiempos privilegiamos y qué tiempos debemos resolver y articular en nuestra visión del psiquismo. Lo cierto es que de todos estos materiales, acciones y operaciones que estoy mencionando, cada sesión desplegará alguno de ellos en especial. Tenderá a producirse en la sesión un movimiento que tiene algo de espiral. Es decir, vamos recorriendo puntos, y en un momento dado de este recorrido en espiral, algo podrá ligarse o plantearse desde un nuevo punto de vista, el que no teníamos al comenzar la sesión. Si la psicoterapia marcha, en algún momento tendrá que emerger otro punto de vista.


El paciente tiene que ser capaz de hacer regresión y hacer progresión, de moverse entre regresión y progresión, lo cual quiere decir que en un momento de la sesión tiene que poder hacerse un niño, pero en otro momento tiene que volver a la perspectiva adulta para mirar qué fue de ese niño.

psicoterapia

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1 comentario

adrián Fernández Sanmiguel · 20 diciembre, 2012 a las 03:10

El articulo es bueno, pero el dibujo elegido para este articulo me gusta más
un saludo

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