El año pasado, Bárbara Ehrenreich, una activista y ensayista  norteamericana, abrió un melón con su libro “Sonríe o Muere”,  en el que criticaba duramente a la Psicología Positiva.
 

Cuenta que hace diez años, vivió el que define como el peor momento de su vida: le diagnosticaron un cáncer de pecho. Una situación angustiosa que le provocó un lógico malestar y mucha incertidumbre.

Sin embargo, Ehrenreich pronto descubrió que el “no estoy bien” no cuadraba en el nuevo mundo al que estaba accediendo. Un mundo de lazos y ositos rosas, al que se le dedican incontables páginas web, boletines, grupos de apoyo, etc. Y un mundo en el cual, descubrió, que no todos ven la enfermedad con preocupación e incluso con horror –“por el contrario, la actitud que cunde es la de ánimo, ánimo a toda costa”.  Y donde, a medida que se adentraba y leía blogs y libros y otros testimonios, se daba cuenta de que el miedo, el enfado y el pesimismo que ella sentía por sufrir la enfermedad,  no eran aceptables.

Cuando le dijeron que se tomara el cáncer “como un regalo”, sintió que se había llegado a un límite y respondió a aquella avalancha azucarada escribiendo Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo (Ed. Turner); un libro en el que pasa revista a la influencia que ha tenido en la sociedad estadounidense la corriente del pensamiento positivo.
Psicología positiva

Psicología positiva

Así, el pensamiento positivo, la suposición de que sólo hay que pensar en una cosa, o desearla, para que esto ocurra, tiene una influencia que en España nos puede resultar lejana… todavía.

Hoy en día, como muestra Ehrenreich, tiene un enorme impacto en los negocios, la religión y la economía mundial. Describe visitas a las conferencias de oradores motivacionales, en donde a trabajadores que acaban de ser despedidos y obligados a formar parte de la cultura de contratos a corto plazo, se les enseña que un “buen jugador de equipo” es, por definición, “una persona positiva”, que “sonríe con frecuencia, no se queja, no es abiertamente criticón y se somete con gratitud a cualquier exigencia”.
 
Estas son personas que tienen cada vez menos poder para trazar su propio futuro, pero gracias al pensamiento positivo se les da “una visión del mundo -un sistema de creencias, casi una religión- que les asegura que serán de hecho infinitamente poderosos con tan sólo poder controlar sus propias mentes”.
 

La base del dogma es que todo va a ir bien si somos positivos. Dicho así no parece nada malo: un poco de positivismo no viene mal. Alguna vez he compartido con algún paciente en sesión algún postulado de  Bucay o de algún libro de autoayuda, porque me parecía que le ayudaría  a contrarrestar una sistemática falta de confianza en sus propias posibilidades.

Pero qué pasa si te digo que  si pierdes la batalla es porque tu actitud no es lo suficientemente positiva?.  El mayor exponente de este estilo de ver la vida es el libro de autoayuda El Secreto,  donde en todas y cada una de sus páginas se nos recuerda que si no tenemos algo, es porque no lo deseamos con todas nuestras fuerzas!! aludiendo a la ley de atracción, que consiste en que todo lo que uno desea lo puede atraer hacia sí. Esto deja  la responsabilidad última en el sujeto, es decir, todo depende de mí y depende de la actitud y el pensamiento que tenga.
 
 

Pero, ¿qué pasa con la realidad? ¿Hasta qué punto es saludable que estas personas no tengan la posibilidad de estar enfadadas, angustiadas o tristes? ¿Es lícito que un ser humano tenga la capacidad de quejarse? No digo quedarse anclado en ese sentimiento, pero si digo poder transitarlo sin que nadie me haga sentir un desubicado. Quitarle al ser humano la posibilidad de vivir sus estados emocionales -positivos y negativos- no solamente no es sano, sino que es cruel.

Que esto nos ayude a pensar, a sacar nuestras propias conclusiones, a discutir con otros o con nosotros mismos. A tener un pensamiento critico.

Les dejo un video de youtube sobre la autora del libro:

http://www.youtube.com/watch?v=CVMBljP80-4

Fuente: https://clajadep.lahaine.org/?p=11677


8 comentarios

Laura Gomila · 3 febrero, 2014 a las 22:12

Completamente de acuerdo con el post, yo también escribí una crítica sobre el «pensamiento positivo» en mi blog.

josep · 1 enero, 2015 a las 09:27

he lido su articulo, excelente y otros que dicen que hay que enfocarse en pensamientos positivos, y creo que tienen su parte de razón; por ejemplo la ley la dieta mental de 7 días, de Emmet Fox, pero una gran duda me asalta : ¿acaso debemos desatender la situación de los que lo pasan mal en el mundo? ¿debemos mirar para otro lado para no albergar pensamientos pesimistas? ¿no debemos conocer los problemas que tienen, las causas económicas, políticas, sociales para asi poder proponer nuevos modelos que mejoren de raiz su situación y les alivien? ¿acaso debemos volvernos insolidarios y no dedicarnos a ayudar a los que sufren? agradecería su explicacion

Fernando · 5 enero, 2015 a las 16:34

A mi parecer la escritora tuvo una mala experiencia con la psicología positiva, tal vez creyó que le resolvería su problema. La psicología positiva no tiene nada que ver con «auto engañarnos», creer que no existen los problemas y que todo se basa en ver el mundo de color de rosa. Es válido quejarnos, tener momentos de enojo porque las cosas no nos salen como esperábamos. Aunque creo mantener una actitud negativa no trae nada bueno.

En el vídeo se hace una crítica muy «descriptiva» sobre lo que ella considera es la psicología positiva aunque me parece muy exagerada.

Ernesto Iglesias · 5 enero, 2015 a las 18:40

Gracias por tu aporte Fernando. Te propongo esto: que la gente lea, te lea, me lea y piense…y saque sus propias conclusiones. Si esto ocurre, misión cumplida. Lo importante es conseguir que las personas seamos autónomas, criticas, pensantes y responsables de lo que aceptamos como válido. Un abrazo.

Ernesto Iglesias · 6 enero, 2015 a las 11:19

Josep, gracias por tus comentarios. Cuentas conmigo si piensas que somos responsables de nuestro propio destino. Es más, somos responsables de lo que hacemos, de lo que no hacemos, de lo que decimos y de lo que no decimos. Pero te invito a releer el articulo, y verás que la psicología positiva no va por ahí. «Pero qué pasa si te digo que si pierdes la batalla es porque tu actitud no es lo suficientemente positiva?». Estas de acuerdo con esto? Te pido que aprendas a sospechar, a leer las cosas con espíritu critico ( así como has leído mi artículo), a cuestionar esas creencias que nacen de pseudo-psicologías y te hacen creer que si has sido despedido es por tu actitud y que te no te enfades, ni pelees, ni reclames…No sospechas? No te parece que esta ideología está sirviendo a otros intereses?. La psicología positiva no tiene mucho que ver con tener una actitud positiva. Abrazo

Fernando · 6 enero, 2015 a las 15:26

Me parece muy bien. Que las personas saquen sus propias conclusiones. Gracias.

Sebastià Forteza Bauzá · 14 agosto, 2015 a las 10:06

He seguido con interés los artículos aparecidos en Papeles del Psicólogo (amigos y enemigos de la PsiPos) y todo es verdad y todo es mentira, todas las posturas se acaban relativizando de forma que no hay punto de encuentro. La crítica de Bárbara Ehrenreich es muy cierta, cuando una cultura se radicaliza y se vuelve intolerante crea enemigos (pesimistas, negativos). Ahora bien, lo terrible es cuando alguien realiza una injusticia (sea consciente o no) a otra persona y ésta se queja, entonces el injusto saca el escudo de la PsiPos para desarmar una queja lícita. Pues bien, esto pasa en muchos ámbitos, en parejas, en educación, en el trabajo e incluso entre amigos.

Ernesto Iglesias · 14 agosto, 2015 a las 19:36

Gracias por tu aporte Sebastià. Lo que aquí está en juego es la dimensión del sufrimiento en la vida de las personas y cierta «amputación» de algunas emociones por considerarlas inadecuadas con la teoría que se defiende. Una cosa es que en la vida cotidiana, personas cercanas y con buena intención, propongan a la persona que sufre que mire las cosas de otra manera; pero otra cosa muy distinta es cuando en la clínica impedimos que aparezcan emociones negativas.

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