Diván o pastillas, una consulta permanente

En más de una ocasión he tenido que contestar a una supuesta controversia entre
pastillas o diván, o dicho de otra forma, entre psicoterapia versus medicación.
En el titulo he usado la imagen del Diván como gancho, pero sé que muchos no
usáis esta herramienta terapéutica(yo mismo la uso en contadas ocasiones).
Que nadie se sienta excluido.
 
El paso que hubo de la «mirada» a la «escucha» fue fundamental en la historia de
la salud mental, y el descubrimiento de los nuevos psicofármacos ha significado
un alivio significativo en el dolor psíquico. Pero tal vez, tengamos que reconocer
que no hay respuestas universales, en ninguno de los dos campos, para las
patologías mentales severas.

pastillas

Caminamos lentamente, buscando en lo

singular lo que abra horizontes a las preguntas.
 
Y las preguntas siguen, en lo que atañe al
funcionamiento cerebral, ya que un psicofármaco
puede hacer que no nos tumbe la depresión por
la pérdida de lo querido, pero no puede dar la alegría.
 
Es que, el significado de los hechos no procede de sustancias ni es modificable por ellas.
Sí lo es, en cambio, mediante palabras. Sólo mediante palabras podremos dar otro significado
a aquello que nos hizo lo que somos. Incluso sabemos que las palabras modifican la neurotransmisión.
 
Es posible que los psiquiatras hayan dejado de lado el modelo de la psicogénesis
para resolver el conflicto en beneficio de una clasificación de las conductas que
reduce el tratamiento a la supresión de los síntomas. Para ello cuentan con el «DSM IV»
(manual del diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales de la American Pychiatric
Asociation) que psiquiatrizó la vida cotidiana en tanto toda conducta puede ser definida
como un trastorno.
 
De esta manera el diagnostico realizado sobre la base del DSM IV se adecua a las
necesidades de los seguros médicos privados que al disminuir los costos de las
prestaciones se prioriza la rapidez en los tratamientos.
En este esquema, la enfermedad es una falla que hay que suprimir y no un problema
a entender y en donde hay que dar cuenta de una etiología. El paciente es etiquetado
con un diagnóstico que deja de lado su particularidad y las posibilidades de realizar
un trabajo pluridisciplinario.
 
No obstante, una medicalización invade todos los campos. Es habitual que escuchemos:
“El dermatólogo me dio un antidepresivo porque me vio decaído y dijo que los analistas
no medican…” o “El psiquiatra me dio una medicación y me dijo que volviera en quince
días. Le dije cómo me sentía y no me preguntó nada más…”

 

 

psicoterapia versus medicación

Lo ideal es trabajar en equipo. Es posible

que los psicólogos nos hayamos vuelto poco
profesionales en el trabajo multidisciplinar,
y que estemos recelosos de la interconsulta.
La cuestión no está en los psicofármacos,
sino en su aplicación. Su uso puede facilitar
o encubrir la emergencia de un decir que
resignifique y libere.
 
El avance de las neurociencias marca un cambio
fundamental en situaciones que requerían largas
internaciones. En todo caso, la oposición que
sigue vigente entre la psiquiatría y el psicoanálisis
se sostiene entre la universalización taxonomista y la singularidad discriminante; entre la supresión de
síntomas hacia la obtención de logros inmediatos y la elaboración de una historia singular en la
aceptación de las limitaciones y potencialidades.
 
Tal vez, entonces, la pelea entre pastillas o diván deje de existir. Tal vez ya no vuelvan a
preguntarme sobre esto.
 
Fuente: RAQUEL L. GOLDSTEIN DE SCHWARTZ

6 comentarios

Gabriela · 31 marzo, 2015 a las 05:45

Excelente!! Gracias Ernesto. Da esperanza leer tus artículos

Ernesto Iglesias · 31 marzo, 2015 a las 12:29

Gracias a tí, Gabriela.

Sònia · 3 abril, 2015 a las 17:40

Muy buen artículo, estoy totalmente de acuerdo y en su línea. Si no se toma conciencia del problema y se enfrenta, el efecto de las pastillas dura lo que dura.

Ernesto Iglesias · 4 abril, 2015 a las 10:17

Gracias por tu aporte Sonia!

Leydi Andrea · 22 junio, 2015 a las 08:29

Buenas noches Ernesto cada vez mas agradecida por estos articulos pues de vital importancia tener claro que los medicamentos duermen la enfermedad como tal frente al paciente, mientras el psicologo enfrenta el sintoma mil gracias.

Ernesto Iglesias · 23 junio, 2015 a las 08:22

Gracias por tus comentarios Leydi Andrea. Sé que eres psicóloga y he visto que también promocionas mis contenidos en twitter. Seguimos en contacto.

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